JAZZ
Jazz, llegó en enero del año 2016 en una cajita, un cachorrito casi labrador de 4 meses con ojitos color sol y una pancita llena de pulgas. Mis abuelos quisieron por mucho tiempo que no me hiciera cargo de él. Durante el primer año creció, aprendió, mordió, jugó y dañó desde los muebles hasta las plantas, y pasaron días en los que realmente pensé que no podía cuidar de él.
Cada día se ganaba un pedacito de mi corazón, con sus gestos, sus ojitos y su forma de hacer mis días más felices. Jazz es un perro muy inteligente y juicioso, dormilón, tiene una personalidad arrolladora y sabe cómo comunicarse con su mirada y sus gestos, me dice cuanto tiene hambre, cuando quiere salir o cuando una pelota se quedo bajo la cama y no la alcanza. Ya es un miembro de la familia y todos en ella lo adoran y le dan su lugar.
Hoy es la luz de mi vida, y me ha permitido conocer el inmenso amor que puedes sentir por un animal; que además, con cada mirada, pelitos que dejan en tu ropa y besitos en forma de lengüetazos te demuestran todo su amor y agradecimiento. Juntos hemos ganado dos concursos como mejor perrito en categoría “Razas únicas”, y la verdad es que sí, Jazz es un perro ÚNICO.
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